Mucho peor que no ser ejemplo para bien es serlo justo de lo que no se debe hacer. En esa categoría está España, según un estudio de una prestigiosa revista científica que analiza las estrategias de desescalada de nueve países asiáticos y europeos. Vistos los resultados en unos y otros lugares todo apunta a que aquí lo hicimos prácticamente todo mal. Para empezar, nos lanzamos a las calles, a las terrazas, a los comercios –aquel salgan y gasten que decía Pedro Sánchez– sin mantener esas burbujas de las que tanto hablamos ahora y que podrían haber evitado buena parte de los contagios. Fuimos, incluso, los únicos que no exigieron cuarentenas a los visitantes extranjeros –no hace falta decir por qué–. Y, por supuesto, fallamos estrepitosamente en la detección y aislamiento de casos. La conclusión es que ya sabemos lo que no hay que hacer. A ver si ahora somos capaces de hacer lo correcto.