ya toca la discusión de cuáles serán los dos festivos locales en 2019, a la que, este año contribuye el edil de cultura, Suso Basterrechea, con su propuesta de desterrar a San Xiao del almanaque de ferias. Y me parece muy bien que crea que llegó la hora de que las festividades locales con connotaciones religiosas, aunque solo lo sean de nombre, dejen de tener preeminencia en el calendario no lectivo. Es su santa opinión.
Al Pleno del concello le corresponde su toma en consideración, nuevo nudo gordiano de la política local, para lucimiento de los castelares de la corporación.
Consuela saber que es tema de discusión en muchos lugares, aflorando lo difícil que es ponernos de acuerdo en los asuntos más próximos. En Ferrol, la controversia suele tener dos debates de fondo, además, claro está, del que pueda suscitarse sobre si este santo o aquella santa es el que merece la gloria local. En este sentido, dicho sea de paso, Basterrechea opta por la Virgen de Chamorro.
Por un lado, está la disputa de la laicidad de los días rojos del calendario, puesto sobre la mesa por el concejal. Por otro lado, el que se produce por la oportunidad comercial que afloran los pequeños comerciantes y hosteleros locales. Y, si me apuran, por la mezcla de ambos.
Con respecto al santoral, poco aprendemos de la organización eclesiástica, que siempre supo adaptarse al medio para arrimar el ascua a su sardina, transformando las celebraciones de los ciclos de la naturaleza, comunes en todo el planeta, en nuevos cultos religiosos. Los solsticios, la primavera o el antroido son claros ejemplos. Así, es innegable que la Navidad o la Epifanía tienen un origen fuera de la religión.
Por lo que afecta a la conveniencia de acomodar el calendario a las inquietudes de los titulares de tiendas de ropas, tejidos y calzados, preocupados por el éxodo de la comarca a Coruña para las compras del primer día de rebajas del año, sería bueno que reflexionaran si les hace más daño ese hecho, hoy minimizado, o la vuelta de tuerca que provocan los gigantes del sector, capaces de influir en el legislador para lograr vivir en un mundo de descuentos continuos, que desvirtúa las campañas de rebajas estacionales y mina las bases del comercio local.
Como yo no voy a ser menos, también entro en la polémica. Les propongo transformar San Xiao en el día da Festa do Arroz con Leite, manteniendo festivo el 7 de enero y que cada uno lo celebre como quiera; el otro festivo, el 19 de marzo, como Festa dos Pepes e das Pepas.
Ahí queda.