Hace más o menos un año, escribí en esta misma tribuna un comentario titulado “Una mujer para la ONU”. Se iniciaba entonces el largo proceso para sustituir al actual secretario general, Ban Ki Moon y existían muchas expectativas en cuanto a la posibilidad de que por primera vez desde su creación hace 70 años, el cargo fuese ocupado por una mujer. Se habló, incluso, de la embajadora de Colombia ante la entidad y hasta hubo campaña de recogida de firmas en su apoyo.
Es curioso. No sólo en estos 70 años la secretaría general siempre ha pertenecido a un varón sino que, además, sólo hubo dos candidatas, en 1953 y en 1991. Digo que es curioso porque si Europa está liderada por una mujer, Merkel, y USA podría contar con la primera presidenta de la historia, cabe pensar que elegir a una mujer no debería ser ni complicado ni sorprendente. Pero no ha sido así. La decisión la toman los 15 miembros del Consejo de Seguridad a puerta cerrada y bajo l un juego de equilibrios estratégicos y geopolíticos. Además los cinco miembros permanentes pueden ejercer su veto a cualquier candidato. La tarea de encontrar una figura de consenso no es fácil, pero es curioso que nunca se haya optado por una mujer. ¿Por qué? Porque no ha habido voluntad política de hacerlo. Así de simple. Porque para los estados miembro la igualdad de género no es una prioridad. La manida excusa de “no hay perfiles” ya no vale. Puestos a confeccionar listas, los nombres sobran. Se habló de Helen Clark, exprimera ministra neozelandesa; de la comisaria europea búlgara Kristalina Georgieva; de la directora general de la Unesco, Irina Bokova; incluso de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, sin olvidar a la embajadora colombiana María Emma Mejía.
Se ha perdido una oportunidad. Sin duda la elección de una mujer hubiese tenido un gran valor simbólico, hubiese sido percibida en el mundo como un gesto de compromiso con la igualdad, sobre todo si tenemos en cuenta que este es uno de los nuevos objetivos de la ONU para el desarrollo de cara a 2030. Se ha perdido la ocasión de ser coherentes. ¿Cómo se puede entender que la ONU fije como objetivo prioritario la igualdad y desperdicie la ocasión de enviar un mensaje de compromiso eligiendo por primera vez en su historia a una mujer ?
La semana pasada fue elegido el nuevo secretario general. Sin duda el exministro de Portugal Antonio Guterres realizará una labor ejemplar, fue el máximo responsable de Acnur, y tiene toda la experiencia para enfrentarse a uno de los desafíos del momento: la grave crisis de refugiados. No se trata de rechazar a nadie. Se trata de utilizar el criterio de género a la hora de negociar una candidata de consenso. Habelas hainas. ¿En 70 años es mucho pedir?