Ignorancia y sectarismo

Hace unos días supimos que la CUP, heterogénea cofradía política catalana anticapitalista, le había declarado la guerra a Colón. Pretendían que fuera abatida la estatua que Barcelona dedicó hace más de un siglo al Descubridor. Tildan de “genocida” al Almirante. La iniciativa no prosperó porque Ada Colau no secundó tan extemporáneo ataque. Donde sí ha prosperado otra iniciativa inspirada por el sectarismo político ha sido en Navarra. Por decisión del actual conglomerado de fuerzas que gobiernan aquella comunidad ha sido retirado del edificio de la sede del Gobierno foral el histórico escudo con las cadenas de Navarra.  El símbolo del Antiguo Reyno que evoca el arrojo y valor de la tropa navarra que con su rey Sancho VII el Fuerte al frente contribuyó de manera decisiva a la victoria de las armas cristianas contra el ejército almohade en la crucial batalla de las Navas de Tolosa. La idea de endosar a Colón el “genocidio” perpetrado contra las naciones y tribus que poblaban lo que hoy llamamos América resulta tan extemporánea como lo sería impulsar en el Méjico de nuestros días la destrucción de la maravillosa Piedra del Sol, porque sus constructores aztecas, eran caníbales y realizaban sacrificios humanos.
En el caso de la CUP la iniciativa remite a un izquierdismo infantil que ignora que la Historia es lo que fue y ni podemos evitar que Sócrates viviera en una Atenas en la que había sesenta mil esclavo. Lo de Navarra es otra cosa. Aquí la intención política es explícita. La señora Barkos y sus compañeros de viaje han arrumbado el símbolo histórico de Navarra para allanar el camino a la ikurriña, la bandera diseñada por los hermanos Sabino y Luis Arana en 1894. Una ficción, un invento partidista, frente al símbolo glorioso que durante más de ochocientos años han tenido como propio los hombres y mujeres de Navarra.
¡Lástima de tiempos de tanta ignorancia y sectarismo!  

Ignorancia y sectarismo

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