El problema de poner el radar en una cuesta abajo

LA Dirección General de Tráfico (DGT, para los amigos), está probando un dron para controlar el tráfico y, se supone, que multar a aquellos que hagan un uso demasiado generoso del pedal del acelerador. Ya tiene helicópteros, pero ahora, las multas llegarán desde los cuatro mil metros de altitud, con lo que los conductores ya no podrán frenar cada vez que vean sobre sus cabezas un aparato azul y amarillo. Una medida más para acabar con los émulos de Fitipaldi como el que fue sorprendido en Santiago conduciendo por la autopista a 211 kilómetros por hora. Lo curioso es que su coche, de cilindrada media, supuestamente no podía, por su configuración, superar los 200. A lo peor el radar estaba puesto en una cuesta abajo.

El problema de poner el radar en una cuesta abajo

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