ALEXANDRA Fernández vivió durante mucho tiempo bajo la sospecha de que era bipolar –mareante en Galicia y podemita en Madrid–, pero se acabó sabiendo que de bi, nada; solo tiene un polo, o país. En cambio, sus cuatro compañeros del grupo parlamentario –dígase grupo confederal si se utiliza el argot morado– de Ni Unidos Podemos en el Congreso, Tone Gómez-Reino, Yolanda Díaz, Miguel Anxo Fernán-Vello y Pam Rodríguez, demostraron que les iba otro polo: el madrileño. Cuando llegó la hora de votar en la Cámara unos presupuestos generales del Estado claramente perjudiciales para a terra, tan solo Fernández dijo “no”. En cambio, el cuarteto madrilego, más preocupado por los problemas de Soria, de Burgos o de Albacete optó por el sí sin el menor remordimiento de conciencia. Tanto mallaron en ellos que se dieron cuenta de lo importante que es aparentar una entrega absoluta a Galicia –si cuela, cuela–. De hecho, Yolanda Díaz ya se ha apurado a desacreditar el impacto de la formación de Errejón porque “los proyectos madrileños no cuajan bien en este país (Galicia)”. Manda chover n’Habana. Aún nos querrá hacer creer que Izquierda Unida y Podemos lucen el sello de Galicia Calidade. Pues no cuela. FOTO: yolanda díaz y pablo echenique, en un acto madrileño | aec