EL asesinato del pequeño Gabriel ha devuelto al primer plano la prisión permanente revisable, cuya derogación está a punto de impulsar el Congreso, lo que dejará retratados a muchos. Ciudadanos, que inicialmente la apoyaba, ahora, como siempre hace movimientos espasmódicos, para no dar el “sí”. El PNV respalda la supresión, porque le permitirá pescar unos votos batasunos; Podemos, porque está en contra de todas las cárceles salvo que sean bolivarianas; los catalanes, porque hay que apartar del mundo todo lo que huela a PP; y el PSOE, ¡ay, el PSOE!, Adriana Lastra, la nini intelectual –sus estudios se reducen a unas nociones de antropología– que ocupa la vicesecretaría general, ha explicado que apoya la supresión porque no se puede legislar en caliente. No, si no se trata de legislar en caliente, sino de respetar una norma que está vigente. ¡Qué vergüenza!