Adiós, Carmen

Siempre como Carmen, en castellano, tuve ocasión de tratarla en la distancia corta como amigo. En la media como periodista. Y en las dos se advertía que la prevalencia de la condición humana sobre la de personaje público que la acompañó desde que, con veintitantos años, de vicealcaldesa de Esplugas de Llobregat, la gente la paraba en la calle para discutir de problemas vecinales.
También la acompañó siempre su cardiopatía congénita. De eso hablaba con mucha naturalidad: “Tengo un ventrículo obturado y el corazón al revés”. Eso decía para compensar inmediatamente la presunta limitación con alusiones al deporte del baloncesto, que practicaba con entusiasmo juvenil.
Pero seguramente el rasgo diferencial añadido últimamente a la parte biográfica de su vida –no a la genética–, fue el dolor que le causaba la división interna del PSOE, de la que quiso distanciarse tras haber asumido la secretaría de Relaciones Internacionales en el equipo dirigente de Pedro Sánchez.
De esa época, cuando ya había renunciado a repetir como diputada, pero antes de su dimisión del citado cargo en Ferraz (septiembre de 2016), son sus idas y venidas a EEUU, donde impartió clases como profesora de Derecho Constitucional sobre sistemas políticos comparados en el Miami Dade College. De allí había regresado precisamente el pasado sábado.
Bien, pues de esa época guardo de ella un mensaje escrito desde Miami. Dice que “la lejanía no me cura de la tristeza infinita por la situación que esta viviendo el partido”. Era el 20 de octubre pasado, exactamente veintidós días después de su dimisión, junto a otros dieciséis miembros de la Comisión Ejecutiva que por aquel entonces aún presidía Pedro Sánchez.
Chacón fue una de las voces dirigentes del PSOE que dio la cara para evitar nuevas elecciones generales, dar salida a una situación de parálisis institucional e impedir un seguro y nuevo retroceso socialista en las urnas. Es decir, que tomó partido pensando en los intereses generales y en los de su partido.
Sin embargo, quienes pensaban y siguen pensando de otra forma, hoy embarcados en la disputa por el trono de Ferraz, han olvidado sus diferencias para rendir homenaje a una mujer cuyas ideas siempre estuvieron por encima de sus legitimas aspiraciones personales. Su derrota frente a Rubalcaba por el liderazgo del PSOE no rebajó el compromiso con su ideario. Y con él se ha ido, después de haberlo sido casi todo en la pirámide organista e institucional. Y en la de la enseñanza, como profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Gerona cuando apenas acababa de cumplir 24 años.

 

 

Adiós, Carmen

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