En España existen tres sectores que gozan de esta situación y vulneran el derecho de la libertad de competencia, al estar en una situación de privilegio y sin ninguna otra que pueda comprometer su estatus actual, a la que con toda posibilidad se sumará en un breve espacio de tiempo el cuarto oligopolio nacional.
Los tres primeros son el sector eléctrico, el gasista y el petrolero. Al que habrá que añadir en la lista a la banca. Todos ellos gozan de una situación sin precedentes en el mercado español desde la época de los años 80-90 de la pasada centuria, acrecentando desde entonces su dominio en el mercado doméstico a costa de hacerse con la competencia por absorción, o la llamada unión amistosa entre compañías afines, una visión para mejorar sus propios intereses y por supuesto peor para los consumidores.
Todo quedó bajo la supervisión de estas compañías que fueron quedando solas en un mercado muy atomizado en su presencia, pero que en el camino se quedaron otras muchas porque el Mercado de la Competencia, aprobó sin rubor que las que desaparecieron lo hicieron bajo dicha causa. De modo que los responsables gubernamentales, electos por la ciudadanía, no quiso o supo afrontar una situación que ahora es dramática para miles de ciudadanos, rehenes de una factura sobre valorada en electricidad y gas, debido a que al final siempre hay un premio al otro lado de la puerta giratoria, los casos más llamativos de los dos anteriores presidentes, los señores González y Aznar, por citar solo un ejemplo.
Los españoles pagan una energía eléctrica y gasista muy superior a lo que deberían y no está relacionada con el nivel de vida que disfrutan, siendo su coste muy superior en término porcentual, debido a que infinidad de conceptos que soportan dichas facturas, que no deberían estar ahí, pero si que lo están, nadie ha sabido dar con la clave ó no se quiso afrontar las medidas que ahora suponen un grave problema para la sociedad.
El mayor escándalo se afronta en el precio de los carburantes a la hora de repostar el vehículo, en un barril estable de crudo entre los 38-48 dólares y en las estaciones de servicio se estabiliza o sube, pero no baja, a este paso el consumidor, cuando el barril llegue a los máximos históricos, es posible que llegue a pagar más de dos euros por litro repostado, estando los precios actuales en la estación de servicio muy próximos a los que entonces había.
En lo que respecta al sector bancario español, se muestra muy concentrado y con exigencia del cobro de comisiones y de todo tipo y sus previsiones son cobrar por todo en un plazo corto de tiempo, que según su criterio son servicios, cuando el consumidor no ve en ese afán un servicio nuevo, sino una forma de redondear sus resultados, ante esta clara divergencia, una comisión independiente debería configurar lo razonable entre los unos y los otros y establecer cual es una comisión ó no, pero no dejarlo todo a una parte. De ahí nace el oligopolio.