Bienvenida sea esa “tercera vía” propuesta por Artur Mas para resolver el conflicto entre Cataluña y el resto de España.
Lo increíble es que el hombre que creo ese conflicto y que le ha venido echando leña durante estos años sea ahora quién haya dicho que puede haber un camino intermedio entre “la independencia y el inmovilismo”.
La realidad es que ese camino intermedio siempre fue una posibilidad que a poco que Artur Mas hubiese querido habría podido salir adelante como en tantas otras ocasiones la antigua Convergencia sabía negociar con Madrid obteniendo los mejores réditos para Cataluña.
Pero Artuir Mas entonces presidente de la Generalitat echó un órdago al Estado que sabía que no podía ganar aunque ha conseguido lo peor: dividir a la sociedad catalana, culpabilizar al resto de España de los problemas económicos de Cataluña que sobre todo tienen que ver con una mala gestión de la propia Generalitat y alimentar a la CUP hasta hacerse deudo de ella.
Aún así, ya digo que hay que dar la bienvenida a esa tercera vía de la que habla de Mas y no se podrá decir que el Gobierno no ha recogido el guante. Nada más conocerse que Artur Mas había hecho esa propuesta desde el Gobierno se dijo que iban a explorar es posibilidad y ya ha trascendido que están dispuestos a cumplimentar 45 de las reivindicaciones de la Generalitat amen de muchas otras cuestiones que les puedan satisfacer y que tienen que ver con asuntos culturales y de representación institucional. En cuanto a esas 45 reivindicaciones la verdad sea dicha el Gobierno ya se había mostrado dispuesto a negociar, pero es hora de que además de hablar, haga porque es desesperante su inmovilismo. Está por ver si ahora el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont es capaz de dejar de ser un rehén de la CUP y da un paso adelante en la dirección marcada por Artur Mas. Por lo pronto Puigdemont ha dicho que está dispuesto a hablar sobre propuestas concretas.
Ahora solo falta que los contendientes no jueguen de farol. Si la Generalitat quiere desatascar realmente la situación entonces tendrá que sentarse en la mesa de la negociación sabiendo que todo es susceptible de acuerdo menos la convocatoria de un referéndum independentista. Y Mariano Rajoy tendrá también que mover ficha demostrando cintura política e imaginación para encontrar esa tercera vía que permita a Cataluña sentirse a gusto con el resto de España y sobre todo volver a la normalidad.
Esperemos que en esta ocasión los protagonistas estén a la altura del papel que les toca interpretar.