ANTES do estoupido, el Beneguai enchía la Quintana cada 25 de Xullo. Los nacionalistas de la nazón de Breogán lavaban y planchaban la estreleira el día anterior y se iban a Santiago a asarse de calor. Cuando al ya octogenario Beiras, por entonces aún no lo era, le dio por hacer de fogueteiro, la cosa empezó a cambiar. Por Compostela había el mismo número de bos e xenerosos –algunos, paradójicamente, malos y muy cutres–, pero la oferta de ocio se había diversificado y en la plaza se notaban claros. Y así ha seguido, incluso cada año ha ido a peor. Claro, los nacionalistas no son parvos –seamos sinceros, los hay que sí– y tratan de espallar la riqueza por todo o país. Bueno, los nacionalistas de aquela maneira, porque quienes se van lonxe da capital son Esquerda Unida, que celebra la troula en Mugardos, y Podemos, que ha elegido Sarria. Y después juran y perjuran que son una alternativa... Lo que son es una alternativa unos a otros y, claro, así les va. Menos mal que el Día da Patria es solo uno al año, porque sino iban a hacer más kilómetros que Willy Fog.