Una excentricidad poco minimalista

Un artista es excéntrico por naturaleza. Incluso en muchos casos el nivel de excentricidad es inversamente proporcional a la calidad de sus creaciones. El británico Martin Creed es artista y excéntrico. Si la relación entre sus rarezas y sus obras es inversa o directa queda a juicio de los críticos, pero él mismo, que acaba de inaugurar en Santander una exposición de sus performances expresionistas –¡casi nada al aparato!– reconoce que entiende que haya gente a la que le parezca que su trabajo es “una mierda. Incluso a lo mejor lo es”. Si en la valoración entra en juego la imagen con la que se presentó a la apertura de la muestra, no cabe duda.

Una excentricidad poco minimalista

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