Lo reconozco. Estamos rodeados y la única salida es la rendición. Son demasiados y muy poderosos. Ahí la lista empezando por la policía subterránea del PP que trabajó a destajo desde las cloacas del gobierno de Rajoy hasta Bill Gate quien, según confesión del piadoso rector de la universidad murciana, nos inoculó un chip a cada habitante de la tierra.
Menos mal que al final nos salvarán la Virgen y Jesucristo y que además se castigará a los malos con una de las plagas de Egipto, que las tienen ya ensayadas. ¿Es para tener miedo o no?
Añadan ustedes el papel destacado en este ejército del chófer-ángel del encausado exministro del PP Fernández, que no perdía ni un minuto en salvarnos de las fuerzas del mal representadas por un gobierno lleno de ateos. Hay que añadir a esa tropa al confesor del pío Fernández, a la vez personaje de confianza en la Conferencia Episcopal española y espía para el Vaticano. ¿Quién puede contra todo eso?
Pero eso, que parece bueno para las fuerzas del bien, son malas noticias para Casado por mentiroso, ya que su intento de desmarcarse de tanta porquería. Declaró que no tiene nada que ver con Rajoy ni con el escándalo del espionaje, ni con ese nuevo capítulo de la Gürtel, afirmando que por aquellas fechas él era “solo” un diputado por Ávila. Mentirosillo. En su currículo figura que en julio de 2015 era vice-secretario del Partido Popular, muy cerca pues de Rajoy en el tiempo que transcurren estas tropelías de los populares.
Por cierto que ahora sabemos que don Mariano tenía varias “alias” entre la pandilla ejecutora del espionaje a Bárcenas. Anoten:el barbas, el alto y el asturiano, según se refleja en el informe del juez que investiga las cloacas del PP.
El juez, por cierto, acredita que el espionaje del Partido Popular, para destruir las pruebas que podía aportar Bárcenas, costó cincuenta y tres mil euros que salieron del ministerio del interior, de los llamados fondos reservados. En el expediente parece claro que Mariano Rajoy, a la sazón presidente del gobierno, estaba al tanto del entramado policial. Son diez años que escandalizan fuera de nuestras fronteras. Hace más daño que el coronavirus. Por cierto el capítulo judicial dedicado a un coronado sigue su curso.
¿No es para rendirse?