Gestión municipal

Los últimos gestores salidos de las urnas en esta legislatura no han sabido estar a la altura de lo que se esperaba de ellos. Su incapacidad para gestionar los recursos municipales han demostrado que no podían ni estaban preparados para la ocasión que se les presentó y la han desperdiciado sin rubor alguno. En los últimos tres años han quedado sin ejecutar en inversiones 130 millones de euros. Además su burocracia interna impidió a la Coruña, contar con 30 millones en ayudas, fondos que eran de programas como Eidus, Smart City y áreas de rehabilitación integral. Pero están en juego otros 15 millones más que se podrán perder del superávit del 2017. Toda una retahíla de cifras millonarias que no tienen encaje en el sentido común del coruñés de a pie.
Aunque es difícil comprender cómo se puede gestionar tan mal y seguir en la cuerda floja sin que esta se rompa por parte de quien le apoya y apoyó de forma incondicional desde el minuto cero, los socialistas. Tendrán que explicar muchas cosas sobre el porqué de esta situación, sin haber hecho nada por revertir la calamitosa labor desarrollada en estos últimos casi cuatro años de gobierno municipal con las elecciones a la vuelta de la esquina y con numerosos partidos nuevos que desean entrar en la política municipal. ¿Habrá sorpresas en la próxima cita electoral? Sin lugar a dudas que sí, los vecinos están cansados de unos y otros y la ciudad, como una dama desfigurada de un tiempo esplendoroso. Luego vendrán los lamentos y las culpas, que, como es natural, siempre serán de los demás, nunca del que propicia haber llegado a donde se llegó.
La gestión municipal no se pudo haber hecho peor ni aposta. La Marea ha desperdiciado un terreno que tenía abonado y no hizo uso de los fondos que tenía a mano para desarrollar la ciudad y evitar una completa inactividad económica, que perjudicó a la falta de inversiones y castigó a toda la ciudadanía en el tejido económico por su incapacidad de generar remanente y dejar la ciudad inmovilizada y sin capacidad de resolución, sin retorno de inversiones ni un mayor flujo de renta de los coruñeses; quedando todo en la inacción por la deficiente gestión municipal. Que la Alcaldía no sepa que el flujo de la inversión proporciona un retorno de los beneficios a la urbe que los ejecuta, significa que no se puede estar al frente del cargo.
El ejercicio económico del año 2018 tocó a su fin y la ciudad coruñesa languidece como lo hizo en estos últimos años; sin visos de recuperación ni económica ni social, ya que una cosa lleva implícita la otra. La mala gestión acumulada en este tiempo tiene que dar resultados opuestos a los principios que barajan algunos partidos, como la Marea y los socialistas, principalmente, de lo que tampoco se libran los populares, quienes en la anterior legislatura privaron a la ciudad de su patrona y que ahora, si quieren recuperarla, tendrán que comprometerse a devolver los honores. Habrá cambios en el Ayuntamiento; de gestores, sin lugar a dudas.

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