CRIMEN EN CABANAS

La desaparición de Elisa María Abruñedo, el pasado domingo, cuando daba uno de sus acostumbrados paseos, no podía haber tenido peores consecuencias. La mujer fue víctima de un apuñalamiento, como constató la autopsia, y queda por saber, a la espera de las conclusiones del Instituto Toxicológico, si también de una agresión sexual. Las esperanzas de una familia de encontrarla con vida se han esfumado de un plumazo y dejado en la más absoluta desolación a un marido y a dos hijos. La investigación policial, como en otras muchas ocasiones, debe llegar a sus últimas consecuencias y la Justicia imponer las penas más graves a quien, por lo que parece, con alevosía, ha cometido tan brutal asesinato. La comarca se viste de nuevo de luto ante un crimen, como todos, de difícil explicación salvo por la crueldad de su autor o autores.

CRIMEN EN CABANAS

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