LA Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, nunca destacó por su creatividad. Solo hay que recordar que dos días después de que un estudio desmitificase la barriga cervecera, una empresa del ramo –del ramo de la cerveza, no del de las barrigas– le reclamó que cambiase su logotipo porque era exageradamente parecido. Vamos, que se trataba de un plagio. Esa escasa inventiva se reflejaba también en la tautología sobre la que se basaba la formación: “La confluencia es buena. ¿Por qué es buena la confluencia? Porque es buena”. Incluso después del estoupido que se llevó por delante al exjuez y virtuoso de la gaita y la zanfoña Luís Villares la imaginación sigue muy limitada. Los podemitas, los irmandiños anovados y los miembros de EU que se consideran los representantes genuinos de la xente do común se han rebautizado como Grupo Común da Esquerda. ¡Qué poca originalidad! Como dijo Villares, era mejor que se llamasen Podemos... que no dé ideas, que en dos días vuelven a modificar su denominación para mayor gloria de los círculos concéntricos. FOTO: los poco creativos antón sánchez y manolo lago | aec