PEDRO “La sonrisa” Sánchez no es futbolero, al menos, eso dice él, pero ha dicho tantas cosas que no son verdad que nunca se sabe cuándo es sincero. Jura y perjura que lo suyo es el baloncesto, así que atribuir la decisión de cambiar la fecha de su reaparición en Sevilla porque la elegida inicialmente coincidía con el Betis-Barcelona y se quedaría sin ver el partido no parece acertada. Cabe pensar entonces que todos los sanchistas de la capital andaluza son béticos y que si tuviesen que elegir entre la fidelidad a su ídolo y la fidelidad a sus once ídolos, optarían por la cantidad, pero tampoco parece lógica esa posibilidad, porque al menos un sanchista, aunque solo sea uno, habrá al que le guste cantar eso de “sevillista seré hasta la muerte”. Será acaso que hay miedo, mucho miedo, a que la ausencia de béticos y de sevillistas propicie que el nuevo bolo de la gira Sánchez on tour vuelva a parecerse a un mitin del PSdeG, o sea, casi casi una fiesta de una familia monoparental. ¿Pero no presumía de que contaba con el apoyo de la mayoría de los militantes?