Un clásiso pese al 2.0

MARTIÑO “2.0” Noriega es todo un clásico de la política galaica, en la que lleva años y años. Tuvo tiempo de ser el discípulo predilecto del ya octogenario Beiras, –que por entonces aún no lo era–; ¡qué buena pareja hacían!, el uno con la cabeza tocada con una pucha y el otro luciendo su cabellera de pelo crecho; hizo el meritoriaje en la Alcaldía de Teo, de la que saltó a la de Santiago. Está anclado en el eskarnio y maldizer, género literario de los tiempos de Martín Códax, el trovador con nombre de vino, que recopiló sus grandes éxitos en un pergamino, pues por entonces ni papel había. Y no da un solo paso para apartarse del clasicismo. Tanto es así que ha decidido renovar la flota de autobuses urbanos de Santiago y lo ha hecho incorporando unos vehículos con diez años de antigüedad, que son obviamente de segunda mano. Lo que les debe costar llegar al final del recorrido... Y aún menos mal que no se le ocurrió sustituirlo por unas diligencias, que no contaminan nada y a los caballos con un poco de hierba les llega.

Un clásiso pese al 2.0

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