CUANDO Fernando VII agonizaba, Luisa Carlota de Borbón –carente del buen humor de la familia– le arreó un par de bofetadas al ministro Calomarde a cuenta de la intención de este de que el rey volviese a dar vigencia a la ley sálica. Fueron las labazadas más famosas de la historia de la corte española, a las que el titular de Gracia y Justicia respondió con una frase igual de famosa: “Manos blancas no ofenden”. ¿Y las blanquiazules? Las de la presidenta de la Federación de Peñas del Deportivo, Tania Gómez, más que ofender lo que hacen es salvaguardar el honor de los seguidores, pues asegura que nota a los aficionados cansados de faltas de respeto al escudo y a ellos mismos. No va mal encaminada; el deportivismo empieza a estar un poco hartito de tanta falta de decisión.