Sabido es que en los garajes hay columnas semovientes que, en cuanto te descuidas, te meten un regate y te esmerilan una aleta, la defensa trasera o una puerta. Resultado: viaje al taller y una pasta gansa. Pero también hay baches acojonantes que te muerden ruedas, dirección y suspensión, que tal parece que te van a desmangoletar el coche. Voy a darles los datos del más cabrón de todos ellos, que se oculta en la entrada del paso subterráneo de la Plaza esa, según bajas de Canido.
Ya está bien que ahora que el equipo de gobierno del Partido Popular trabaja para conseguir votos a golpe de efectuar obras retrasadas, no se haya dado cuenta de que el puto bache ese está ahí. Quizá pretendan que, cada vez que lo cazas, te acuerdes de ellos y pienses en el voto que les vas a dar a cuenta del bote que pegas en él. Pues es seguro que van a forrarse con tanto voto útil y muchos recuerdos agradecidos. Seguro.