Independentismo con grietas

El suplicatorio concedido recientemente en el Congreso para que Laura Borrás, portavoz parlamentaria de JxCat, pueda ser juzgada en el Tribunal Supremo por presuntos delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación, fraude a la Administración y falsedad documental, es una prueba más del proceso de deconstrucción que afecta al sector nacionalista que representan Quim Torra y Carles Puigdemont, presidente y expresidente de la Generalitat respectivamente.

La causa de Laura Borrás, derivada de su etapa al frente del Instituto de las Letras Catalanas, consiste en presentarse ante los catalanes como “víctima de una persecución política. Pero solo ha conmovido a los 8 diputados de JxC, los suyos, más los 7 del PNV. Esta vez la han dejado sola sus socios de ERC, a pesar de las presiones del presidente de la Generalitat a través de los consejeros republicanos de su “govern”.

El caso es que los trece diputados que pastorea Rufián en la Cámara Baja, junto a los de Bildu, CUP y BNG, no participaron en la votación secreta del pleno. Es tanto como decir que no compartieron el argumento de Borras, según el cual permitir el suplicatorio era tanto como blanquear al Tribunal Supremo, que casualmente fue el tribunal sentenciador en la desdichada aventura golpista del 1 de octubre.

Pero esa es solamente la vertiente judicial del mencionado proceso de deconstrucción. Con Puigdemont fugado, Torra a punto de la inhabilitación y Borrás al borde del banquillo, el bloque político alineado tras las siglas electorales de JxCat también se está agrietando.
Primero, porque está a punto de desvincularse del socio preferente, la ERC de Junqueras y Rufián, que ya tiene agenda propia ante las urnas. Y segundo, porque también su gente de siempre busca un lugar al sol de las próximas elecciones sin la tutela de Waterloo. Véase la insumisión del PDeCAT, que se niega a disolverse como partido, y el nacimiento del PNC (Partido Nacionalista Catalán). Dos claros golpes al caudillismo de Puigdemont.

Especial importancia tiene el nacimiento del nuevo partido, en el que se integran jóvenes profesionales, exdiputados, empresarios y alcaldes nacionalistas, todos ellos de estirpe biográfica vinculada al nacionalismo moderado. De hecho, el PNC, que toma como modelo el PNV vasco, ya nos remite desde el principio a “un referéndum legal y pactado que tenga cabida en la UE”, según ha declarado el portavoz del nuevo partido, Oriol Puig.

Aunque solo fuera por eso, ya hay motivos para saludar la aparición del PNC, en la esperanza de que aporte moderación y sentido común al llamado conflicto catalán.

Independentismo con grietas

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