El desarrollo social y la expansión cultural son la causa de la presencia de diferentes entidades y asociaciones ciudadanas. La legislación vigente contempla asociaciones recreativas (casinos, liceos), culturales (ateneos, círculos), artísticas (galerías, pintura, música), empresariales, profesionales (periodistas), sociales (benéficas, amas de casa), comunitarias (vecinales, parroquiales) y otras variadas (foros, sociedades de amigos, naturalistas, deportivas).
En Ferrol se encuentran inscritas en el Registro Municipal un total de 430 asociaciones, mezcladas de forma indiscriminada en una única lista. Parece necesario ordenar este amplio censo, favorecer y coordinar sus actividades, impulsando su labor de “creadoras de opinión” y reconocer su importante papel como “interlocutores sociales”.
La mayoría de las asociaciones culturales y recreativas de Ferrol están pasando un mal momento, al no producirse el necesario relevo generacional de sus directivas, lo que lleva a la parálisis y monotonía de muchas de ellas, incluso a su desaparición, incidiendo en la evolución negativa de la ciudad en el aspecto cultural.
Se espera del Ateneo Ferrolán que resuelva el problema de su patrimonio cultural y que sus actividades, múltiples pero dispersas, levanten su ánimo; del Real Coro Toxos e Froles, que cese su cuesta abajo, retomando su notable línea histórica anterior; de Fuco Buxán y Medulio, que despierten de la atonía en la que llevan tiempo instaladas; y de Muiño do Vento que siga su línea de trabajo.
La Sociedad Artística Ferrolana, asentada en la complacencia, necesita cierto revulsivo en sus actividades. El Casino Ferrolano, últimamente se asoma con más frecuencia de la habitual a las actividades culturales, aunque de forma errática. Del Círculo Mercantil e Industrial, apenas se puede señalar algo.
Desaparecieron entidades culturales que en el pasado desarrollaron actividades de cierto interés. Son los casos del Liceo Rubia Barcia, el Centro Ártabro de Estudios y la Sociedad Valle Inclán, mientras seguimos sin noticias de la Asociación Cultural Columba. Dos entidades que trabajaron en pro del desarrollo social y económico de Ferrol, llevando a cabo interesantes actividades culturales, Fundación Ferrol Metrópoli y Tribuna para el Diálogo, también han desaparecido.
De la Universidad y de la Armada, muy poco se puede decir. Solamente algunas exposiciones esporádicas en salas de la Exponav y del Museo Naval merecen algún comentario. Sigue sin remontar el vuelo la Cátedra Jorge Juan, que lleva tiempo con una programación anodina y errática. El Club de Prensa intenta recuperar su presencia en asuntos que interesen a Ferrol, dejando de perderse en temas de interés foráneo.
La Galería Sargadelos, una entidad abierta a las diferentes sensibilidades de la cultura local, cerró sus puertas. La Fundación Caixa Galicia debería volver a desarrollar actividades culturales que conciernan directamente a la ciudad, como hacía en su prometedor comienzo. El Centro Cultural Municipal parece que vuelve a casa por Navidad, acordándose de los artistas locales. Expone una notable muestra antológica de Jorge Llorca, y presenta en pequeñas dosis otra entrega de su buena colección de pintura ferrolana, que no se conoce dónde está almacenada.
Algunas asociaciones parecen dormir el sueño de los justos. Paferr sigue buscando su identidad en temas de defensa del patrimonio; el Foro Ferrol Vivo también busca pista de aterrizaje. Entre las necesarias Asociaciones de Vecinos, normalmente duplicadas y llegando siempre tarde, alguna, como la de A Magdalena, trabajan con interés en el campo cultural. Sin excesivas alharacas, otras asociaciones realizan un trabajo meritorio, aunque de ámbito restringido y sin saber dar a conocer sus logros, caso de la Sociedad Galega de Historia Natural, el Club de Montaña, la Sociedad Filarmónica Ferrolana y el Liceo Europeo de las Artes.
Pequeño apunte final. Ferrol necesita una publicación periódica que informe de los actos culturales de la ciudad. En estos momentos solamente una escueta revista mensual titulada aí (debiera llamarse ay), dotada de una insustancial redacción, es el único canal para saber que ocurre en el mundo cultural ferrolano.