Lo peor, con todo, es que los otros expoliadores aún viven y son razonablemente jóvenes, lo que aumenta el riesgo de que puedan seguir expoliando el patrimonio. Al pazo de Meirás se le atribuye un valor de mercado de 8 millones. ¿Cuánto vale la colección de arte de Caixanova y de CaixaGalicia, que incluye al menos un picasso? Porque una vez más los árboles nos impiden ver el bosque. Los que expoliaron el pazo de Meirás ya están muertos, lo que no debe impedir que se restituya a sus legítimos propietarios, que somos los gallegos. Pero los que nos dejaron sin la mayor y mejor colección de arte de Galicia, siguen vivos y en altos puestos políticos. Y es que en la “operación Papá Noel” , no solo se “regaló” una entidad, saneada con 7.000 millones nuestros impuestos. También “se regaló” la mejor colección de arte existente en Galicia, y una de las mejores de España, con la que se podría crear la pinacoteca de Galicia en el Gaiás, y así dotarlo de contenido coherente. Y como complemento se regaló otra magnifica colección de edificios en las grandes ciudades, todos ellos de arquitectura singular, y patrimonio de los gallegos, y de los ayuntamientos que lo pagamos con nuestros ahorros y depósitos. Edificios que, solo alguno de ellos, vale más dinero que Meirás, y que deberían estar en manos de los ayuntamientos para uso y disfrute de los ciudadanos. Pero los que impulsaron o permitieron semejante expolio no han rendido cuentas. Algún día quizás alguien se anime a contar la versión documental de cómo Galicia perdió uno de sus más importantes patrimonios culturales y arquitectónicos, incomprensiblemente privatizada por burócratas incompetentes. O Incluso el Parlamento cree una comisión de investigación al respecto, que no estaría mal.
Quizás así sepamos la verdad sobre el vergonzoso proceso de luchas y traiciones que culminó con la desaparición de las cajas, y que se complicó con un gigantesco fraude de confianza aún no resuelto aunque ya no sea noticia de primera página. Proceso que se saldó solo con tres cabezas de turco. Ninguno de ellos responsable político. Y es que la fusión de las cajas tal y como fue concebida y ejecutada fue una imposición política contra la voluntad de sus gestores, en la que la Xunta y su presidente tuvieron mucho que ver. Quizás también lo que pasó con su privatización y no lo que estaba previsto que pasara, se fraguara en un pueblo ourensano, en un cumpleaños amenizado con mariachis. Y quizás en dicha fiesta estuvieran mandatarios de elevada responsabilidad, pasados y presentes. Quizás existan pruebas gráficas. Es lo que tienen los Smart; hasta un camarero te puede hacer una foto sin que te des cuenta. Y quizás se produjera una coincidencia en el tiempo, entre la adjudicación de NovaGalicia, la entrada de empresas en el naval gallego y el viaje a Centroamérica de algún dirigente político en una carambola político-financiera, cuando menos peculiar. Porque siempre hay quien podría pensar que la venta del naval se financió con dinero público en origen, aunque los compradores fueran privados y los beneficiarios de la venta también. Y visto el fiasco que supuso la operación para el sector naval, alguna motivación debería de haber. Y es que siete mil millones de euros dan para mucho.