Usando la memoria –y hasta donde no llega rebuscamos en la hemeroteca– llegamos a la conclusión de que el PP, cuando conseguía la mayoría era gracias a la suma de votos en Cataluña y País Vasco. Recordarán sin duda que entonces el señor Aznar hablaba catalán en la intimidad y seguía con fruición a los intelectuales catalanes.
Eso sin perder de vista que con Arzallus le iba de maravilla…sobre todo a los vascos pues en el PNV declaraban que “conseguimos más en una hora negociando con Aznar que una semana con Felipe González”. Hubo un tiempo en que la oposición buscaba soluciones a los problemas, bien por medio de sus propuestas o bien a través de modificaciones en el texto que presentaba el gobierno.
De ahí los cambios en las instituciones (ciertamente era también u intercambio según los votos de cada uno) como el Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional o de la Radio Televisión Española. Todo esto que usted ha leído hasta aquí figura en las hemerotecas. Es verdad. Se puede comprobar. ¿Epílogo? Que si el PP no es nadie en dos de las tres autonomías históricas no consigue el gobierno. ¿Y Galicia, qué? Insisto: terreno conquistado. Co Fraga que repetía “España es lo único importante” hasta su delfín que pese a sus arengas ante la prensa de Madrid –“primero Galicia, después el partido”, dijo en su penúltima tournée por la capital del reino – lo que se desmiente fácilmente con los hechos. Si buscamos ¡otra vez la hemeroteca!, nos encontramos con su confesión más significativa atribuyéndose el “honor” de ser el primero en seguir los recortes encargados por Mariano. Ya parece inútil recordar su paciencia con el gobierno del PP en el caso del AVE o de la red ferroviaria gallega y su agitación cuando en Madrid no mandaba su partido. Ya está dicho, pero hay que repetirlo: en la lista de agravios a los gallegos hay que añadir la falta de competencias en materias sensibles, que sí consiguieron vascos y catalanes con el PSOE o el PP dirigiendo el país.
Revisando la actualidad encontramos a Galicia con las pensiones y los salarios por debajo de la media del Estado y con deficiencias en Sanidad como denuncian los propios trabajadores del sector. Ahora, en campaña electoral, empiezan las promesas que nos devuelven al pasado.
Pero resulta que ya estamos hartos de las promesas cada principio de legislatura pues tenemos fresca la memoria para recordar como acaban.