El exjuez y virtuoso de la gaita y la zanforña Luís Villares no tiene aspecto de ser un habitual en las finales olímpicas de los 100 metros. No como espectador, que hasta puede que lo sea, sino como participante. Pero aún así va ligerito por el mundo. Casi sin que transcurriese tiempo desde que se supo que la plataforma de Íñigo “El niño de San Ildefonso” Errejón presentará candidaturas en A Coruña y en Pontevedra, se apresuró a descartar una alianza de En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, con Más País. En cambio, planteó la posibilidad de formar una coalición con el BNG, con CxG y con los irmandiños anovados. Poco le ha durado la ilusión; Ana Pontón, el rostro humano del Beneguai, ya zanjó la cuestión: “Yo, desde luego, no creo en el poliamor”. Sentencia demoledora, que refleja que la patrona de la casa común de la izquierda es, por un lado, fan de los romances tradicionales y que, por otro, prefiere que el inmueble esté más bien vacío que con okupas alojados en algunas de las habitaciones, otra costumbre tradicional.