La presente edición de la Festa do Albariño ha sido todo un éxito de participación, de referente de diversión, de exaltación del considerado como mejor vino blanco del mundo, pero toda una decpeción en lo que al comportamiento de los políticos se refiere. El divorcio entre el Concello de Cambados y el Capítulo Serenísimo destapó la caja de los truenos y cada parte, en función de sus posibilidades e influencias, intentó dinamitar las iniciativas de la otra en un enconamiento absurdo y fuera de toda lógica. Unos dirán que les asiste la razón y otros que la verdad les acompaña, pero la conclusión es que ambos, queriendo lo mejor posible para ella, perjudicaron, y bastante, a la fiesta.Una cosa está clara, se podrá estar de acuerdo o no con la ceremonia de investidura de Donas y Cabaleiros do Albariño, pero este acto ha sido capaz de reunir en Cambados a la clase política dirigente de cada momento, al poder económico, a lo más granado de la cultura y también a los protagonistas de la prensa rosa.