Agún ministro ya sabe que va a continuar. A otros no les ha dicho nada. Pero todos saben que su intención es gobernar como ha venido haciéndolo hasta ahora: buscando acuerdos con otros partidos para sacar adelante asuntos concretos, pero sin hipotecarse. Nada, pues de pactar la entrada de elementos de Podemos en el futuro Consejo de Ministros. Es Iglesias acuciado como está de distraer al personal para no dar explicaciones por el batacazo sufrido por Podemos quien lanza el señuelo de un futuro gobierno de coalición. No parece que sean esos los planes de Sánchez.
Según comenta alguno de los ministros a los que les ha dicho que van a seguir en el cargo, la idea del presidente es introducir algunos cambios en el Gabinete y para dar entrada a algún independiente. Nombrar a la presidenta o presidente de las Cortes, es ahora una de sus prioridades. Máxime en una legislatura en la que el Congreso está más fragmentado que nunca y tejer consensos será tarea prioritaria. En ese registro la habilidad y mano izquierda de quien presida la Cámara jugará un papel destacado. El tránsito del Consejo de Ministros a la Presidencia de la Cortes tiene cierta tradición y de ahí la conjetura que apunta que quien vaya a reemplazar a Ana Pastor pueda salir del elenco de actuales miembros del Ejecutivo. Sí así fuera, Sánchez se limitaría a cubrir la vacante y no iría mucho más allá abriendo una remodelación ministerial amplia. Cubrirá, claro está, la baja de Josep Borrell en la cartera de Asuntos Exteriores .
Aunque en los nueve meses del primer Gobierno Sánchez hay algunos ministros que han salido menos airosos que otros, ninguno sale abrasado en términos que hiciera imprescindible su destitución. Sánchez no quiere más ataduras que las justas. Por eso no cederá a las exigencias de Iglesias que habla como si Podemos hubiese ganado las elecciones, ni hará suya la recomendación del presidente de la patronal CEOE, que le ha emplazado a recomponer los puentes con Ciudadanos como fórmula para asegurar estabilidad al futuro Gobierno. La empecinada negativa de Albert Rivera a pactar con Sánchez –criticada, por cierto, en algunos sectores del partido naranja–, parece haber cegado esa vía. Los planes concretos de Sánchez: nombramientos ministeriales y primeras acciones del Ejecutivo sólo los sabe él pero visto la filosofía que anidaba tras la composición del primer Gabinete –mezcla de dirigentes del partido con independientes– disponemos de una pista. Tengo para mí que seguirá por esa senda.