Mientras en el salón de Plenos del Congreso, unos celebraban la victoria de la democracia sobre un golpe de estado, en una sala adjunta, secesionistas, separatistas y demás hierbas, pretendían dar su visión de lo que sucedió hace ahora 40 años. Un acto dedicado a su cla, tanto es así que allí se habló catalán, euskera y gallego y, en un momento dado, los periodistas presentes se cabrearon y les pidieron que hablaran castellano o que respondieran preguntas, algo a lo que los allí presentes se negaron y, acto seguido, los políticos abandonaron la sala, haciendo gala de su talante.