El Arzobispado ya está tardando en mantener una reunión con los representantes de los vecinos de la parroquia cambadesa de Vilariño que solicitan la construcción de unos aseos públicos cerca de la iglesia para dar servicio a los fieles que acuden allí regularmente a los oficios religiosos o de forma esporádica a alguna fiesta o evento. Llevan unas 900 firmas, algo que no es sencillo de conseguir si se tiene en cuenta que el cura está en contra de esta infraestructura.
Como observador de la situación, me extraña que un sacerdote se distancie de quien ha trabajado y regalado su tiempo libre en beneficio de la parroquia. Negarse en redondo a cumplir los deseos de los feligreses para que impere la voluntad de uno es poco inteligente en estos tiempos porque, pese a la edad de cada cual, pienso que todas las personas hemos evolucionado hacia la tolerancia y el pensamiento democrático, es decir, en aceptar los designios de la mayoría aunque nosotros pensemos Ediametralmente lo contrario.