La placentera sensación de pedir la hora al árbitro

¡NOTICIA bomba! El Deportivo acaba un partido pidiendo la hora. Ocurrió en el campo del Numancia, contraviniendo la costumbre que se había impuesto desde hacía nueve jornadas. Esos encuentros concluían con los blanquiazules intentando que el árbitro alargase un poco más el tiempo para ver si rascaban un empate o al menos maquillaban la cara a la derrota. Los malvados ya insinuaron que el cambio se debía a que un amante del mal fario había dejado de ejercer malas influencias sobre el equipo; otros más optimistas vincularon el éxito con el debutante Íñigo López y proclamaron que el Deportivo gana siempre cuando él está en el campo. Pero, prescindiendo de interpretaciones casi parapsicológicas, habrá que reconocer que algún mérito corresponderá a todos los futbolistas que pisaron el césped y a Martí, non si? Es preferible ganar con comodidad y no andar pidiendo la hora todas las semanas, pero si el sábado hay que pedirla en Zaragoza, se pide.

La placentera sensación de pedir la hora al árbitro

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