El tiempo de las purgas

Todo indica que el mundo en general, incluido el más mundial está cambiando. El triunfo de Trump, la creciente implantación de partidos de extrema derecha o extrema izquierda está ocupando parcelas que seguramente hace diez años nunca pensaríamos que tal cosa sucediera. Mientras, seguimos enredados en discursos vacíos cuya finalidad es ninguna. La pobreza sigue en nuestras calles, y hemos visto (por poner algún ejemplo) como fallecía una anciana en Reus a consecuencia de unas velas con las que se alumbraba porque no podía pagar la luz. Unos y otros  tiran la pelota al  tejado contrario y ni dios asume alguna responsabilidad, aunque sea mínima. ¿Que nos está pasando? Pues que como es habitual, nos engañan. Nos mienten aquellos que predican la regeneración democrática, los que divulgan los triunfos de una persona porque así esconden sus miserias, los que suben a los altares a quienes deberían ocupar el infierno. 
En el mundo llamado “civilizado” nos encontramos en un momento que se puede denominar de purga. No se sabe si de los pecados o del mal hacer de quienes en su momento se erigieron en los salvadores. Y da igual que  miremos a América o hacia Europa, la miserable, cuyos gerifaltes se rodean de boato, con buenos salarios y prebendas, mientras mueren a diario miles de refugiados escapando de una muerte cierta, sin olvidar lo que sucede en Siria. Tantos organismos nacionales e internacionales inoperativos. Ayuda más el ciudadano anónimo a su vecino que todos estos que, parece increíble, hemos elegido nosotros. 
El mundo vive expectante. Desconocemos aun las consecuencias de la  llegada del señor Trump. Misógino, racista y xenófobo, al que increíblemente han votado negros, hispanos y mujeres. Lo mismo que en nuestro país. La mayoría apostó por un partido que sabe que le miente y le roba. Aunque de mentiras tampoco los otros se salvan de la quema. 
Debe ser el método empleado: Difundir para confundir. La naturaleza del ser humano es de por sí depredadora y con instintos salvajes, y lo interesante es que hay un objetivo oculto en ese método y un control de la población implícito. Y, en una situación así, los indigentes, los desamparados, los débiles de la sociedad están en desventaja. Puede parecer exagerado, pero la suspensión de las reglas con fines políticos, sociales y económicos a veces no son ciencia ficción. 
Las políticas de exclusión, matanzas y revoluciones en nombre de ideales y nacionalismos, genocidios jerarquizados e integrados en el sistema y sobre todo, fueron justificados por el sistema, de tal forma, que algunas explicaciones de los personajes que asesinan no son más que argumentos  en cierto modo parecidos a los de “demócratas” de países que invaden a otros. 
En la antigua Esparta existía una curiosa práctica contra el crimen. Cada otoño, los líderes religiosos de Esparta, preparaban una limpieza de la población de siervos, trabajadores agrícolas, que no eran del todo libres: los Ilotas. Durante un periodo de tiempo, la ley se “desconectaba” y no había castigos por asesinato del pueblo subyugado. Se aprovechaba ese periodo para poner a prueba a los guerreros y hacer una nueva selección entre ellos para ver quiénes eran capaces de matar más Ilotas. Hitler, también utilizó a las SS y la Gestapo para eliminar a las voces más críticas con su régimen en una jornada llamada “La noche de los cuchillos Largos”. 
La mentira pervive en política gracias al “perdón ideológico”. De ahí que el político sepa que sus afines permitirán sus mentiras y las defenderán como verdades, porque pondrán en entredicho al oponente. Según las ideologías unos son más críticos que otros, pero la visión real de los hechos es un valor que no se ha llegado a alcanzar, ya que todo es cuestión relativa, según la autoría del discurso. En fin, visto el panorama,  habrá que sacar información de lo que no se dice, no se fomenta, ni se divulga, ya que ha llegado el tiempo de las purgas. 
 

El tiempo de las purgas

Te puede interesar