Llamativo resulta el hundimiento de las formaciones populistas en estas elecciones. Llegaron subidos en una especie de tsunami que los llevó a gobernar ciudades como A Coruña, Santiago o Ferrol y luego, esos resultados, que sorprendieron a casi todos, se vieron refrendados al auparlos a ser la segunda fuerza en el pazo do Hórreo. Ahora, parece que la gente ya no está para más experimentos. La experiencia de sus gobiernos locales es todavía de aciago recuerdo para la mayoría de los ciudadanos, que vieron cómo sus urbes se estancaban durante cuatro años, cuando no retrocedían. Parece que volviendo a 1997 se demuestra que, como decía aquel ministro socialista, los experimentos, con gaseosa.