SE sabía desde hace tiempo que el anagrama de En Marea, originariamente
un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, era una copia del de una empresa cervecera. Por qué el creador –plagiador– del anagrama se inspiró en ella se desconoce, pero tampoco es cuestión de preguntárselo en público, por si acaso su respuesta es un poco espumosa de más. En cambio, a nadie se le hubiese pasado por la cabeza que la gaviota del PP no fuese una gaviota. Menos mal que su padre –el del logo, no el del pájaro–, Fernando Martínez Vidal, concejal popular en Madrid, ha sacado al mundo entero de su ignorancia al reclamar que los estatutos del partido dejen claro que la imagen corporativa es un charrán y no una gaviota. Por cierto, el diccionario de la Academia recoge dos acepciones para el término charrán: 1. Pillo, tunante. 2. Ave marina de cuerpo grácil, parte superior de la cabeza de color negro, pico largo y afilado y cola profundamente ahorquillada. Se supone que Martínez Vidal se inspiró en la segunda, pero igual hasta es un vidente y se cheiraba algo cuando lo inspiraron las musas.