Jornada de Manos Unidas

Inmersa en el trienio de lucha especial contra el hambre, Manos Unidas, la asociación de la Iglesia en España que desde 1960 viene trabajando en la promoción y desarrollo de los países más empobrecidos, ha celebrado esta semana toda una serie de eventos, que culminaron el viernes con el Día del ayuno voluntario y hoy, domingo, lo hace con una cuestión en todas las parroquias, en lo que se conoce como Jornada nacional de Manos Unidas.
A juicio de esta ONG católica de desarrollo, el hambre es un problema social con implicaciones éticas que exigen una respuesta decidida tanto a nivel de Estados como a nivel internacional; respuesta que desde su particular perspectiva se articularía en torno a los principios de solidaridad, defensa del bien común, opción por los pobres y reconocimiento del destino universal de los bienes.
El lema elegido para la campaña de este año es: “El mundo no necesita más comida; necesita más gente comprometida”. Y busca, en efecto, promover un mayor compromiso con un modelo global de producción y consumo sostenible: compromiso con una concepción de los alimentos como sustento para las personas y no como negocio; compromiso con la agricultura sostenible (esto es, conservadora de recursos, ambientalmente sana y económicamente viable), y compromiso con el aprovechamiento integral de la producción, de forma que se evite la pérdida y desperdicio de comida.
Y es que tal como muy gráficamente lo visualiza la campaña, un tercio de nuestros alimentos acaba en la basura, mientras 800 millones de personas siguen pasando hambre en el mundo. Es lo que Juan Pablo II definió en su día como “paradoja de la abundancia”: hay alientos para todos, pero no todos pueden comer. O lo que el papa Francisco llama “el gran escándalo del hambre” que impide vivir dignamente a tantas y tantas gentes.
Como bien se sabe, la gran mayoría de ellas viven en los países en desarrollo, donde casi el 13 por ciento de la población sufre desnutrición. Dos tercios de las personas que pasan hambre se encuentran en Asia, pero es en el África subsahariana donde proporcionalmente se registra mayor falta de nutrición suficiente y adecuada: una de cada cuatro personas. En la misma línea de sensibilización social, Manos Unidas recuerda que, según el informe del Programa mundial de Alimentos 2015, agencia especializada de la ONU con sede en Roma, el hambre representa el mayor riesgo para la salud en el mundo. Mata más personas al año –calcula- que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos; más de tres millones de ellas, menores de cinco años. ¿Recursos económicos que harían falta para solventar la situación? Nada más y nada menos que 3.200 millones de dólares al año. Todo un reto de enorme alcance.

Jornada de Manos Unidas

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