Una fusión que al final no pudo ser

por ahora es una ruptura, pero todavía no definitiva. Aún así, la decisión de BBVA y Banco Sabadell de no continuar adelante con sus conversaciones para cerrar una fusión ha pillado a muchos con el pie cambiado. Bruselas presiona para que los bancos se alíen, en un intento por conseguir poderosas corporaciones con recursos suficientes para resistir una nueva crisis económica profunda como la que vivimos en 2008 y como la que tenemos a puertas. Sin embargo, con lo que no contaron los responsables de la Unión Europea, es con el ego que suelen tener quienes se sientan en los consejos de administración de las entidades, más preocupados de los bonus que cobran a final de año que, por ejemplo, la salud económica de sus clientes (no digamos ya del país). Seguirán los bailes de apareamiento, pero parece que estos dos danzantes, ahora mismo, están por la labor de buscar otra pareja.

Una fusión que al final no pudo ser

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