La Xunta de Galicia viene invirtiendo, vamos a considerarlo en términos de inversión, muchos miles de euros en la campaña publicitaria de imaginar Galicia bonita, bajo un slogan similar a algo así como “Así, no”, sobreimpreso en una foto en blanco y negro en la que se ve una casa, uralita y ladrillo vista, sin pintar ni tejar y al lado, la misma foto retocada y en color, en la que se observa que la casa está ya rematada, pintada (si es de piedra, limpia), teja puesta y entorno, cuidado: segado, flores, parterres…; nada de neumáticos por macetas ni somieres por cancelas.
Una campaña supuestamente dirigida a educar y concienciar para intentar terminar con el llamado “feísmo” que diferencia a Galicia de manera vergonzosa frente a comunidades autónomas como Cantabria o el colindante Principado de Asturias, donde hasta existe un premio para distinguir al “Pueblo del Año” como el más bonito, limpio y cuidado.
Pues bien, acostumbrados a ver desde hace años y cada equis tiempo, breve, el anuncio descrito en la prensa, a media página, este verano el telespectador tuvo la oportunidad de quedar literalmente petrificado en el sofá frente al televisor, viendo en la RTVG, la telegaita, nuestra televisión pública, el programa “Actualizad@s” de la tarde del jueves, 28 de Julio.
Un programa documental que, entre otros temas, hablaba del queso artesano.
Un intenso sentimiento de asco y una vergüenza infinita pudieron traspasar tantas fronteras como aquel programa pudiese estar retransmitiendo al mundo-mundial aquel impactante documento gráfico: Un hombre con su granja de animales variados, que mata él mismo patos, gallos y faisanes y provee a sus amigos y clientes de filetes y chuletas de “ternera criada na casa”. Ante la más absoluta falta de higiene y sin control veterinario alguno, procedía preguntarse si no estaba vigente la obligación de pasar por matadero oficial reconocido e inspeccionado por Sanidad.
Lo peor aún vino después, con las imágenes de emporcadísimas vacas envueltas en xurro milenario como croquetas y cerdos, los pobres, haciendo honor a la denominación de su estirpe. Conejos en establos noxentos, paredes bloque hormigón visto sin recebar ni pintar pero con suciedad añeja incrustada en cada poro. Qué decir de aquellas cocinas en las que se rodaron la imágenes que mostraban cómo se prepara un queso artesano para su venta en ferias….
Pero ¿qué porquería, nunca mejor dicho ante el cúmulo de ella por doquier, qué guarrada era lo que se estaba divulgando por la televisión pública de la misma administración pública que, simultáneamente, entierra miles de euros en anuncios que, evidentemente, aquellos paisanos ni ven ni leen?
Salvo que la verdadera intención del desembolso de ese dinero público no sea el de aleccionar y, llegado el caso, mediante ley, da paisaxe, sanitaria o ambas, exigir “hacer otra Galicia” no ya de cara al turismo sino a nosotros mismos. Porque, por el contrario, si uno limpia, sanea, hermosea, receba y pinta aunque sólo sea por fuera y reteja, la misma administración que invierte en esa publicidad institucional para que se imagine Galicia bonita, enviará pocas semanas después a la inspección ocular competente para verificar que... ya puede subirle el IBI porque la propiedad se le ha revalorizado. Si a pesar de padecer una situación económica deficiente uno, con mucho sacrificio personal aprieta el cinturón y logra ahorrar para adecentar su casa, en lugar de darle una palmada en el hombro y al menos redimirle de la tasa municipal por obras mayores, la administración pública la palmada se la da en el culo y en la cartera: ¡toma catastrazo!
Al final y ante tal incongruencia ¿cuál es el objetivo perseguido con esa campaña institucional si luego desmotivan (cabrean) al subir el IBI sólo por pintar? Parece todo un engaño ante el que cabe preguntarse qué clase de leyes tenemos, inconexas e incoherentes, ante lo que también hay que preguntarse qué cabeza tienen quienes legislan y, sobre todo, dónde la tienen quienes gobiernan. Muy propio todo de una sociedad que tolera el saqueo y se deja saquear.
Lo hemos visto el 26-J y antes también: cuando UPYD resolvió abandonar los procesos judiciales iniciados porque entendió su resultado electoral como una falta de respaldo ciudadano para desenmascarar y sentar en el banquillo a los responsables del saqueo continuado del que fuimos objeto y que con tontos irresponsables en un lado y trileros en el otro, seguiremos siéndolo. Qué noxo.