Las tarjetas Gurtel

Si los encausados en los macroprocesos de las tarjetas negras de Caja Madrid y de la trama Gurtel asisten el escrutinio judicial de sus delitos en diferentes salas, es porque todos no caben en una sola. De caber, se les podría juntar a todos, porque, en puridad, se sospecha fundadamente que todos se dedicaron a lo mismo: al despiadado saqueo de las cajas y las arcas comunales.Esa chusma trajeada pensó un día que el dinero de los demás era suyo, ya fuera el de los ahorros y los depósitos entregados para su custodia en el banco público, o el procedente de los impuestos que apoquinan con fatiga los ciudadanos, pero, lamentablemente, la cosa no quedó en un pensar, sino que ese pensamiento les condujo a la acción, circunstancia a la que contribuyó lo suyo que esos pájaros tuvieran en su poder la llave de la caja y que el Estado careciera, pese a sus innumerables covachuelas, de capacidad de control.
Pensaron que el dinero era suyo, y se lo apropiaron, no viendo en ello sino un guiño de la Providencia. Pero como eran tantos y mangaron durante tanto tiempo, ora en la modalidad de sobrecostes y adjudicaciones, ora en la de comisiones y mordidas, ora en la del uso de las tarjetas de las que manaba a espuertas el dinero de los demás, acabaron quebrando el país y con ello la vida, la salud, el empleo, la casa, la educación y el futuro de millones de españoles.
Lo que queda del PSOE no sabe cómo explicaría a lo que queda de sus votantes la entrega del gobierno, mediante la abstención, al PP, ese partido tan representado en los banquillos de la Gurtel y de Caja Madrid, bien que en este último comparte deshonra con otros partidos, los sindicatos y la patronal. No sabe cómo lo explicaría, pero es inútil que se rompa más la cabeza: no podría explicarlo de ninguna manera. 

Las tarjetas Gurtel

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