Cataluña, un año después

Hace ahora un año de la escaramuza de referéndum catalán en base a la aprobación por el Parlament de la ley que lo cobijaba y de la ley de transitoriedad para la república catalana en las olvidables sesiones estivales de agosto del 17 que vivimos en directo para comprobar que se transgredió su funcionamiento y el sectarismo de su presidenta, se inculcaron derechos parlamentarios y todo una serie de irregularidades de los secesionistas para imponerse.
Las consecuencias no se hicieron esperar. Después del discurso del Rey exigiendo la restauración del orden constitucional en Cataluña, entro en vigor el artículo 155 por consenso entre PP, PSOE y Ciudadanos, especialmente. Por orden judicial, se detuvieron a políticos catalanes, hoy pendientes de juicio, y otros huyeron, con Puigdemont y Marta Rovira a la cabeza, para evitar la acción de la justicia.
Después de las elecciones de diciembre de 2017, el nuevo Parlamento logró, in extremis, el acuerdo para nombrar President de la Generalitat a Quim Torra, que trajo consigo el levantamiento de la intervención estatal del 155 y la recuperación de la completa soberanía del Parlament. 
En medio, la sentencia de la Gürtel, condenando al PP como beneficiario de un sistema de corrupción institucional, precipitó una moción de censura que aupó el 2 de junio a Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno de España, que lleva hechos gestos para recuperar el diálogo institucional. 
Desde la reunión con Torra hasta el acercamiento de los presos por sus actuaciones de octubre, pasando por la recuperación de las reuniones de la  comisión bilateral estatutaria Generalitat-Estado. La respuesta de Torra fue un inocuo ultimátum al gobierno de España, algo no compartido, abiertamente, por ERC.
Si bien el Parlament recuperó su completa soberanía, permanece cerrado e inoperativo debido a la división entre los independentistas, incapaces de presentar unos presupuestos y que solo buscan recuperara su actividad para la agitación social. Aun así, no lo consigue por falta de acuerdo entre ellos.Desanima este bochornoso espectáculo político. No sé el tiempo que tardarán los partidos catalanes en volver a la cordura para desechar posiciones soberanistas no compartidas por el conjunto de los catalanes y tratar de gobernar para todos. 
Tampoco sé si será toda la solución, pero sin un consenso estatal para la reforma constitucional que incluya la territorial y que voten todos los españoles, difícilmente se logrará ver la luz al final del túnel.

ramonveloso@ramonveloso.com

Cataluña, un año después

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