PODEMOS y Ciudadanos compartían –es lo que único que compartían– el título de fuerzas emergentes. El partido morado aún puede presumir de que conserva algo de esa esencia; en cambio, al naranja no le queda nada de nada. Sin embargo, aún hay nexos que unen a sus jefes; por ejemplo, los días negros. Albert Rivera, el político antes conocido como Adolfo Suárez, fue víctima de un ataque de celos al enterarse por la prensa de que el PP y el PSOE habían pactado la subida de los impuestos especiales sin contar con él; y a Pablo “Viva la Gente” Iglesias le dio un revolcón –político– en el Congreso la niña Soraya que lo dejó temblando: “De casa, se viene consensuado”, le espetó después de que él e Íñigo “El niño de San Ildefonso” Errejón planteasen dos cuestiones contradictorias. Pues sí, desde luego, que fue un mal día.