esprecian lo construido desde 1977, como si las pensiones, la cobertura sanitaria, las autonomías, la expansión universitaria, la Unión Europea o las autovías, hubieran estado siempre ahí. El que no confunde la moderación con la cobardía, es porque confunde la bronca con la firmeza, pero coinciden en mandar al desguace el coche en vez de llevarlo al taller. Es verdad que Pedro Sánchez está donde está como respuesta de su partido ante la amenaza real de verse superado, pero aparte de haber puesto las pilas al PSOE, ¿en qué han sido útiles los nuevos partidos?
Hasta hace poco eran nuevos, pero ya hace tiempo que son viejos. Mientras uno ayuda a blanquear a la extrema derecha para estupor de sus socios europeos, el otro pone en marcha la centrifugadora para dividir otra vez a esa izquierda de raíces libertarias, que grita unidad en la montaña y confunde el eco con el Sí de las masas.