La campaña de sus vidas

Cualquiera diría que nuestros políticos están cansados. Ha sido tener el decreto de convocatoria electoral y a todos les ha faltado tiempo para poner a toda marcha sus equipos. La verdad es que tampoco han tenido que pensar demasiado. No se van a producir cambios significativos en ninguna lista de ningún partido, salvo lo que puede ocurrir con el acuerdo IU-Podemos y ninguna formación política se ha planteado, ni en sueños, modificar su candidato a La Moncloa. Parece que tienen ganas de verse, de nuevo, las caras.
Todos se juegan mucho y manteniendo mi tesis de que dos o tres escaños arriba o abajo pueden modificar seriamente, por lo menos, la vida interna de los partidos, es obvio que son Mariano Rajoy y Pedro Sánchez quienes se enfrentan a las que pueden ser las elecciones de sus vidas. El presidente en funciones es líder indiscutible de su partido, incluso para aquellos a los que no les cae bien. Estos, cuya fuerza es mínima en el PP, han llegado a la conclusión de que no está el panorama para experimentos y además no tienen argumentos de fondo para cuestionarle. A fin de cuentas ganó las elecciones hace cuatro meses.
Esta certeza interna con la que hoy cuenta Rajoy se la juega el 26 de junio y no tanto por los resultados, que también, como lo que pueda ocurrir a continuación. Tener más votos que nadie no garantiza nada y como no hay que descartar que el PP gane, pero no gobierne, el 26 de junio se convierte en un antes y un después para el candidato popular. Si gobierna, Rajoy iniciará una suave despedida cuyas primeras pistas o más que pistas se verían en el congreso que el PP celebrará después del verano. Si, el PP no accediera a Moncloa, Rajoy se va y con él se iría una generación. Otra más joven está a la espera, pero, lejos de empujar, ha optado por esperar. Para estos que esperan, Rajoy “es un hombre que merece toda nuestra lealtad y la tiene”.
Más complicado lo tiene Pedro Sánchez. Si el 26 de junio no logra superar, aunque sea en dos escaños, los resultados de diciembre, él y su equipo saben que le están esperando. El portavoz, Antonio Hernando, parece haberse venido arriba, pero saben que caminan por el alambre. Las condiciones explicitadas por Susana Díaz son casi de imposible incumplimiento: ganar al PP. En política casi todo es posible, pero lo posible tiene un límite y hoy no hay un solo socialista que crea que el 26 junio, Sánchez va a superar a Rajoy. Si las condiciones dichas por la responsable de la mayor cantera de votos del PSOE son asumidas, por el conjunto del partido, Sánchez no puede ni debe descartar que para él la noche del 26-J sea una noche especialmente difícil. Con un PP al que, según las encuestas, no le ha pasado factura la conducta de Rajoy que todos sus adversarios critican y una izquierda a la izquierda del PSOE que no ha renunciado a asaltar los cielos, exigirle a Sánchez que gane al PP es una exigencia de imposible cumplimiento. Pasar de 90 escaños a 123 sería un logro que se estudiaría en las facultades de Ciencias Políticas.
Para los dos principales responsables del denostado bipartidismo no son unas elecciones más. Tienen menos tiempo que Albert Rivera o Pablo Iglesias. Para uno de los dos pueden ser el principio del fin, pero con una diferencia. A Rajoy no le van a echar y a Sánchez le están esperando sin posibilidad de prórroga.

La campaña de sus vidas

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