No somos Turquía, donde Erdogán expulsó a 3.886 jueces y fiscales por connivencia golpista, tras el golpe de estado fantasma del 15 de julio pasado, pero eso no quiere decir que por aquí no se practique ese asunto, aunque por otros motivos. Por poner un ejemplo, de 2004 a 2008, y por distintos asuntos, fueron suspendidos veinticuatro jueces y tres fueron expulsados. Tal vez suenen algunos, como Baltasar Garzón, Javier Gómez de Liaño (indultado en 2008) y Elpidio José Silva. Sin embargo, otra cosa ocurre con los fiscales, cargos difíciles de apiolar. El único fiscal suspendido en democracia hasta 2013 fue Juan Antonio Frago, a instancia del Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce (quien “plantó” a saber por qué), al que luego la Audiencia repuso en su cargo a finales de 2013. Y el teniente fiscal de Madrid, Emilio Valerio (ya dimitió), pendiente de lo que resuelva un tal Catalá. ¿Veremos si el tercero que arrea se apellida Moix?