El concello debe agrupar, catalogar y conservar todos los objetos de su propiedad con valor artístico, incluso los que por ley no deben ser expuestos al público, como es el caso del busto del represor ministro franquista Camilio Alonso Vega, conocido entre los ferrolanos como “el cabezón”. Es lo que ha hecho y seguirá haciendo la concejala de Patrimonio, con la mente puesta en crear de una vez por todas, el Museo de la Ciudad.
Como cualquier otra actuación pública, este episodio es opinable y ha servido para demostrar la desesperación de cierto periódico, cada vez menos leído, por no haber sido capaz todavía de romper el gobierno de coalición. Es el enésimo intento de provocar una tormenta política confundiendo la Ley de la Memoria Histórica con la iconoclastia e intentando situar a la concejala Rosa Méndez Fonte en la antítesis de sus ideas y de sus convicciones. Que no cunda del pánico.