El acontecimiento musical que ha conmovido esta semana a toda Galicia y por supuesto a Ferrolterra ha sido el concierto que nuestra Sinfónica junto al Orfeón Donostiarra bajo la magistral batuta de Gustavo Dudamel- genial músico procedente de “El Sistema” ( “Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela” creado por el Maestro José Antonio Abreu)-, director en la actualidad de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar- como consecuente y consecuencia: “tocar, cantar, luchar”-, llevó a cabo en la histórica Plaza del Obradoiro de Compostela, lugar de tradición secular donde se acogen fe y anhelos de los que el tiempo es testigo y también esperanza de devenir…. Allí sonaron los compases de la Novena Sinfonía de Beethoven, “La Coral”, plenamente vigente desde su estreno en Viena, acogida con vítores desde entonces, un canto a la humanidad, al amor fraterno, “la alegría del mundo”, como apuntaba Schiller en la oda de esta música incomparable con la que esta vez “Abanca” celebraba el 300 aniversario del “Banco Etchevarría” junto a la manifestación por parte de D. Juan Carlos Escolet, presidente de la entidad organizadora, de paz y vida para Venezuela mirando siempre al horizonte. Más de 5.000 personas acogieron a Dudamel como a una fulgurante estrella y él tuvo la deferencia de expresar, antes de la interpretación de nuestro Himno con el que se inició el concierto, palabras de amor para Galicia y el especial recuerdo a los que un día tuvieron que emigrar a tierras desconocidas, así como el valor e importantísimo papel del arte en la educación y la cultura de los pueblos. El arte: “acto sublime de disfrutar y producir belleza”. Como la belleza de la música universal e intemporal de Beethoven, el compositor que “como Baco, prensa el vino glorioso de la música…para los hombres”