PAN Y CIRCO

Menos mal que la Eurocopa está a la vuelta de la esquina. Así, los españoles no podemos entretener discutiendo sobre el acierto o no de Vicente del Bosque de llevarse convocado a Torres, al que, últimamente, tenían muy marginado en el Chelsea. Y es tranquilizador porque, de lo contrario, a lo peor a alguien se le podría ocurrir pensar cómo es posible que cualquier vocal del Consejo General de Poder Judicial se pueda ir de viaje a cualquier punto del mundo y, a la hora de justificar el gasto, alegar que el motivo del mismo es un secreto.

Es magnífico que Del Bosque piense en llevar a Albiol para suplir a Puyol. Y así miramos para otro lado cuando nos anuncian que Bankia nos va a costar otros 7.500 millones

Así de simple. Su mera declaración hace que sus dietas se escapen a cualquier tipo de control por parte del interventor. Y es que, para estos supuestos casos excepcionales, no hay ningún control. Como si de aquellos famosos fondos reservados de los gobiernos de González se tratara, sus señorías pueden hacer y deshacer a su antojo, sin que sepamos si ahora, como entonces, se nos iba el presupuestos en sortijas y pulseras.

Por eso es bueno que España parta pronto para Polonia y se abra de una vez el debate sobre si Casillas debe ceder su puesto a Valdés, que, al fin y al cabo, es el ganador del trofeo Zamora al portero menos batido. Opio para el pueblo, que así, narcotizado, no se pregunta cómo es posible que Bancaja proponga a su vicepresidente primero, Antonio Tirado, como sucesor de José Luis Olivas al frente de esta entidad financiera. Un hombre que está imputado por los delitos de falsedad contable, administración desleal y delito societario por su gestión en Banco de Valencia.

Un exalcalde socialista de Castellón en la década de los 80 convertido a banquero que, por su pasado político, se debe mirar en el espejo de esos concejales, alcaldes, diputados o senadores que visitan más los juzgados que sus despachos, pero a los que ni dios mueve de sus poltronas. Qué daño está haciendo a la vida pública esa máxima de que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario. A veces, ni con sentencias firmes renuncian a sus puestos. Les llega con montar un partido nuevo, un cúmulo de siglas y a seguir confiando en el voto de los corderos ciudadanos.

Por eso es magnífico que Del Bosque piense en llevar a un semisuplente como Albiol para suplir la baja de Puyol. Y, de paso, miramos para otro lado cuando nos anuncian que Bankia nos va a costar otros 7.500 millones más de los previstos. Incluso estaría bien que el Ferrari de Alonso volviera a correr como lo hacía para Schumacher, o que Nadal recuperar el número 1 o que Gasol gane otro anillo o, ya puestos, que los guiñoles franceses se vuelvan a meter con nuestros deportistas. Un pan y circo contemporáneo que sigue cumpliendo con su objetivo básico.

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