NORMALIDAD

Aficionarse a las series televisivas es una forma de tener enganchado al telespectador a la televisión y poner a prueba su memoria. Aunque ellos ya se encargan de resumirte el capítulo anterior. Estoy viendo “Breaking bad”, una serie de malos normales, como tú y yo. Walter White, enfermo de cáncer que parece terminal se dedica a cocinar metanfetaminas de una calidad excelente. Para ello se asocia con un infeliz y atormentado socio. Es profe de química de familia media americana y vive en una normalidad aparente, como una fachada que esconde todo un submundo de drogas, pandillas y mafiosos. Asistimos así al retrato de una vida contraída o estirada, como quieran, en unos años. Escenarios, parkings, suburbios, despoblados desiertos, fronteras… Todo recuerda a esa normalidad sin vecinos que tanto nos asombra aquí, a esa mudez americana que lleva a que alguien pueda tener encerradas a unas niñas, abusar de ellas y que nadie se entere. En general a una doble moral, muy americana.

NORMALIDAD

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