ANDAN los socialistas coruñeses con la mosca detrás de la oreja a cuenta de las negociaciones que acaban de abrir con los mareantes herculinos. Y no es que la cosa vaya mal. Lejos de ello, parece que todo discurre por el cauce de la amabilidad y la comprensión. El motivo del resquemor de José Manuel García y los suyos es que lo mismo sucedió hace apenas unos meses, cuando las delegaciones de ambos partidos habían llegado a un acuerdo, pacto que, para más inri, fue presentado a los medios de comunicación y, luego, de repente, donde Ferreiro y los suyos habían dicho digo, dijeron Diego y con la excusa del veto a Mar Barcón por el medio, se cargaron aquel acuerdo que prometía unos meses de tranquilidad en el palacio de María Pita. Por eso, hasta que las firmas estén estampadas sobre los documentos, hay quien no las tiene todas consigo, por mucho que ahora todo sean sonrisas.