Hace unos días, mi buen amigo y compañero Germán Castro Tomé, un periodista de raza como hay pocos, presentaba su última obra, publicada en Ferrol, bajo el sugestivo titulo de “Curiosidades ferrolanas”. Se trata de un conjunto de historias y anécdotas recogidos de los viejos periódicos de aquí y de allá, referidos a nuestra ciudad, que siempre tuvo ese toque mágico y realista a la vez. Hay episodios de diversa índole, que abarcan desde los últimos años del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Como bien afirma su prologuista, el admirado crítico y autor literario, Armando Requeixo, Man Castro, desde mucho tiempo atrás, practica ese periodismo literario del que hicieron gala varios de nuestros autores de renombre, con Wenceslao Fernández Flórez, Álvaro Cinquero y otros. Estos variados episodios, en buena parte, contienen ciertas dosis de retranca gallega, ironía y sarcasmo, que Germán sabe utilizar a la perfección, lo que da humor, frescura y continuidad a la lectura de estos pequeños relatos, románticos, evocadores de leyendas, de conflictos, de reyertas, de “misses”, de mujeres arrojadas o diferentes… En fin, una obra que recomiendo su lectura a nuestros paisanos para conocer la pequeña intrahistoria de Ferrol. Como fiel seguidor del insigne autor y profesor ferrolano don Gonzalo Torrente Ballester no me cabe duda alguna de que Ferrol “nos fecit”, tanto a Man como a mi. Al menos, en el ámbito periodístico. Ferrol me hizo ser la persona que soy actualmente. Aquí adquirí los primeros conocimientos básicos para enfrentarme al mundo académico y laboral que, asimismo, lo inicié en esta ciudad, marcada por devenires y circunstancias, en su mayoría adversas y cambiantes.
Permítaseme relatar esta pequeña intrahistoria personal ferrolana. Al igual que mi compañero Germán Castro, realicé aquí mis primeros pasos de la carrera periodística. Lo hice primero en las redacciones ferrolanas de “La Voz de Galicia” y “El Ideal Gallego”, editados en A Coruña, para continuar siendo fundador en el recién nacido periódico genuinamente ferrolano, “Ferrol Diario”, que, curiosamente, echó a andar en el mismo día y mes en el que yo naci: un 12 de julio, con una diferencia de 20 años, claro está. El destino, que es caprichoso, una vez más, valga la redundancia, actuó a su capricho, de forma que el edificio en el que yo vine al mundo, en la calle Galiano nº 31, es la sede actual del “Diario de Ferrol”, el periódico que el lector tiene en sus manos. No se me podrá negar que los hados han influido, de modo especial, en mi vinculación a los medios de comunicación estrictamente ferrolanos. Insisto en que el destino es sorprendente. Frecuentemente comenté con el propio Man Castro y con el actual director del diario, Carlos Miragaya, que, por doble motivo, me sentía como en casa cuando visitaba la sede del periódico, por haberse modificado muy poco las galerías del edificio, en el que yo pasé varios años de mi infancia y juventud. Casi puedo evocar, cada vez que voy, la figura de mi recordado padre realizando sus ejercicios de guitarra en una de las galerías mencionadas. Así lo quiso el destino.