Y además es un grosero

DE Donald Trump se sabía, ya desde antes de que quisiese ser presidente de EEUU, que piensa con la entrepierna, mala cosa cuando uno no es Rocco Siffredi o Nacho Vidal o incluso Dinio; cuando ya caminaba hacia la Casa Blanca se supo que su máxima ilusión era construir un muro en la frontera con México, un país que está debajo del suyo, más o menos por donde España; y cuando Melania lo mandó a trabajar al despacho oval para estar ella tranquila en su pisito de Nueva York se supo que le gusta disfrutar de una tarta de chocolate en compañía de un chino cuando va a ordenar un bombardeo. Ahora se ha sabido que aparte de todas esas cosas es también un grosero, pues durante la visita que acaba de hacer al devastado Puerto Rico –habían pasado trece días desde el catastrófico impacto del huracán “María”– no se le ocurrió mejor cosa que lanzar rollos de papel a los damnificados. Menos mal que ninguno de ellos se lo tiró a él, porque si no era capaz de encargar otra tarta de chocolate.  

Y además es un grosero

Te puede interesar