en esta España poco reconocible pasan cosas que a veces no nos paramos a pensar. La velocidad con la que hemos vivmos y las necesidades más perentorias ocupan nuestras prioridades sin dejar hueco para la reflexión. La campaña andaluza que hoy vive su día de reflexión ha puesto en evidencia algunas contradicciones de nuestros opinadores y hoy les invito a profundizar en alguna de ellas.
Susana Díaz introdujo en un debate la cuestión de si el PP y Cs estarían dispuestos a pactar con Vox un futuro gobierno para Andalucía… y se montó el belén. Vox tomaba carta de naturaleza en los medios tras su éxito de convocatoria en Madrid porque la presidenta andaluza intentó demonizarlo. Le salió el tiro por la culata porque a partir de ese momento Vox no dejó de crecer en las encuestas que, de un diputado que podría sacar, ha pasado a estar cerca de grupo parlamentario. Y ante esta circunstancia el ejército mediático de la izquierda puso en marcha una campaña de etiquetas contra la formación que lidera Abascal, que ayudó más al crecimiento de la fuerza emergente que presume de españolidad sin complejos y que parece estar seduciendo al electorado andaluz y, por simpatía, al electorado español que ya espera a las generales para introducir la papeleta verde de Vox.
Como dicen los surfistas, entre todos han generado una ola buena que Abascal y los suyos están sabiendo surfear. Si mañana se confirman las encuestas, Vox contará en futuros comicios como una alternativa más y se confirmará lo que Aznar anunció cuando dijo que el dejó un centro derecha unido y Casado se lo encontró partido por tres. Inmediatamente tras plantearse la pregunta de si pactarían con ellos o no, los medios mostraron su preocupación por tal circunstancia. Me llamó la atención porque los mismos que dicen preocuparse por los pactos con Vox, no mostraron la más mínima preocupación cuando Sanchez pactó con proetarras y golpistas. Comprenderán que esto es llamativo.
No tengo ni idea del resultado que Vox obtendrá mañana, pero, en cualquier casoserá el resultado de la decisión libre y democrática de los andaluces y los diputados electos de Vox tendrán toda la legitimidad representativa como el resto de los diputados electos. El que no lo entienda es que no entiende nada. Además, se da una circunstancia, mientras los demás aceptan que sus programas son amoldables en distintas situaciones, vamos, aquello del Marx bueno, Groucho, cuando decía que tenía unos principios, pero que si no gustaban tenía otros, a los de Vox no se les puede negar valentía y coraje para decir exactamente lo que piensan sin tapujos y a partir de ahí, los ciudadanos eligen su papeleta con total y absoluta libertad.
Tampoco deja de ser curioso que los que los tildan de extrema derecha se ponen de uñas cuando estos les responden que Podemos es la extrema izquierda porque las etiquetas en España las puede poner la izquierda desde su pretendida superioridad intelectual. Lo cierto es que Vox debe de agradecer a unos y otros la campaña que les están haciendo gratis. Un detallito para pensar; todos hablan de Vox en los medios, pero es difícil ver a alguien de Vox en los mismos y eso es porque prefieren silenciarlos que así es más fácil meter miedo…..